'El Solitario' preparaba cada uno de sus atracos al milímetro
Jaime Jiménez, conocido hasta el pasado lunes tan solo por el apodo del Solitario, el delincuente común más buscado de España, tenía unas cortinas con ingenuos dibujos de teteras en la cocina de su casa de Las Rozas. Allí, en esa vivienda adosada de ladrillo visto, en cuya fachada colocó una cámara de seguridad para saber quién y qué pasaba por su calle de una acomodada urbanización, el ahora detenido en Portugal preparaba al milímetro cada uno de sus atracos a bancos. Allí, en la madrugada de ayer, la Policía encontró --además de dos subfusiles, una pistola, un revólver, un chaleco antibalas y cuatro granadas de mano-- mapas detallados de los lugares en los que llevaba a cabo sus golpes, unos 36, de acuerdo con los cálculos de los agentes que llevaban 13 años tras él.
Pero el Solitario, en prisión preventiva por orden de un juez de Figueira da Foz, la localidad en la que terminó su carrera delictiva, también tenía otro escondite para planificar sus robos: una nave industrial en Pinto (Madrid), donde guardaba matrículas falsas de España, Portugal y Reino Unido, así como ocho máscaras de escayola. Con ellas, sostiene la Guardia Civil, fabricaba otras de látex para falsear su rostro.
Nada se sabe, por el momento, de si llegó a utilizar alguna vez estos disfraces, más allá de las conocidas gafas, barbas y pelucas que le acompañaban en sus asaltos. Sobre otros objetos hallados en este local sí hay más información. Es muy probable, según fuentes policiales, que las piezas desguazadas de un automóvil marca Suzuki, encontradas en Pinto, pertenecieran al vehículo desde el que, el 9 de junio del 2004, en Castejón (Navarra), acabó a balazos con la vida de dos guardias civiles.
EL DELINCUENTE, AL LADO
Tras el doble homicidio --al que hay que sumar otro cometido contra un policía local en La Vall d'Uixó (Castellón)--, la Guardia Civil llegó a rastrear todos los coches de ese modelo, nada menos que 50.000, que han pasado por España. Pero ahora la larga búsqueda ha acabado. Ahora el Solitario es Jaime Jiménez, está detenido en Portugal y en su casa de Las Rozas han cambiado las cámaras. La suya, de seguridad, ha dado paso a las de las televisiones, que durante todo el día de ayer apuntaron a su fachada de ladrillo de color rojo.
Los vecinos de la urbanización Monte Alto trataban de esquivarlas. No ha de ser fácil levantarse un día y descubrir que, justo al lado tuyo, en esa calle casi idílica, con tan poco tráfico que los niños juegan al balón sobre el asfalto, ha vivido durante una década uno de los delincuentes más peligrosos de España. Al final de la mañana, una mujer de mediana edad bajó la ventanilla de su todoterreno y dijo: "Apenas lo traté. Era un tipo extraño". Después, dos adolescentes explicaron que ellos habían jugado con los hijos del Solitario, quienes, aunque vivían con su madre, de nacionalidad británica, solían visitarle. "A veces salía música del garaje", señaló uno de ellos.
Más o menos a esa misma hora, pero a unos 600 kilómetros de distancia, Jiménez, custodiado por un fuerte dispositivo de seguridad, compareció ante el juzgado de Figueira da Foz. Su entrada causó un enorme revuelo. Policías, fotógrafos y curiosos vieron cómo el tan buscado Solitario, ahora a cara descubierta --expresión aturdida, rostro flácido, piel roja y ojos azules--, era llevado del cuello hasta el edificio judicial.
El detenido, retratado por la Guardia Civil como un autodidacta que coleccionaba libros sobre fabricación de explosivos o cultivo de plantas, recibió insultos en portugués, una lengua que no le es extraña. Dicen los investigadores que enviaba dinero a Brasil, país en el que pensaba asentarse tras su último golpe, el de la Caixa de Crédito Agrícola de Figueira de Foz, ante cuyas mismas puertas fue detenido por seis agentes lusos.
Pero esos eran los planes del Atracador Solitario, difunto tras su arresto. Ahora empieza la vida de Jaime Jiménez, el preso. Sin embargo, este se resiste a desterrar su antigua identidad. Tras cinco horas de interrogatorio judicial, desafiante, Jiménez dijo al salir: "Hola a todos, soy el Solitario, ¡Salud, españoles!".